Nos complace compartir con Uds este nuevo número de HOLOGRAMÁTICA cumpliendo con la periodicidad semestral, en un tiempo en el que aún seguimos transitando la tremenda situación de la Pandemia del Covid.19. Muchas han sido las circunstancias que se han modificado en nuestras vidas debido a ésta, pero agradecemos que -a pesar de todo- la Universidad ha logrado continuar con sus actividades en todos los campos, docencia, investigación, extensión y, en lo que nos compete, la difusión de la ciencia.
Estamos próximos a modificar el sistema de publicación adoptando el sistema de OJS para poder de esta manera sumarnos a la modalidad que la mayoría de las revistas online han asumido. El software OJS brinda un flujo de circulación para el envío, evaluación, edición y publicación de excelente prestación. A la espera de esta modificación queremos comunicarles a todos los autores que sostendremos los números anteriores en el sistema actual hasta quedar asegurados en el nuevo sistema.
Queremos informar que este número quedará abierto a nuevas incorporaciones de artículos hasta el mes de octubre, formando parte estos artículos de la presente edición. Es por esta razón que este número no ha sido fragmentado en volúmenes temáticos.

       Iniciamos este número con una despedida y homenaje al maestro JESÚS MARTÍN BARBERO y también nos sumamos al festejo mundial por los 100 años del maestro EDGAR MORIN. Así es como en este espacio compartimos con nuestros lectores ambos mensajes donde se unen dos sentimientos encontrados y complementarios, como la vida misma.

“Pues en América Latina la diferencia cultural no 
nombra, como quizá en Europa y en Estados Unidos, la disidencia contracultural  o el museo, sino la vigencia, la densidad y la pluralidad de las culturas populares, el espacio de un conflicto profundo y una dinámica cultural insoslayable.”
 
Jesús Martín Barbero. De los medios a las mediaciones.

Con un tweet de Carlos Scolari, en la tarde del 12 de junio de este año, muchos de nosotros nos enteramos de que nos había dejado el gran maestro Jesús Martín Barbero a sus 83 años. Y la sensación fue precisamente esa, de abandono, de indefensión, de orfandad. Quienes hemos hecho de la comunicación y sus ribetes la geografía por la cual transitar la mayor parte de nuestra vida, hemos encontrado más temprano que tarde en Martín Barbero un referente que ha procurado echar luz sobre la realidad latinoamericana y sus diferentes densidades. No hay quien no se haya cruzado con sus textos en los apuntes de las primeras materias de cualquier carrera de Comunicación en la Argentina y no hay quien no haya vuelto a su consulta ya con título en mano para encontrar en una relectura nuevas coordenadas para transitar los fenómenos de la comunicación en este “aquí y ahora latinoamericano” donde nos toca estudiar, investigar y también habitar. 
 
Sus aportes nunca han tenido la pretensión de ser más (ni menos) que un “mapa nocturno”, una serie de pistas a partir de las cuales poder sobrevolar nuestra América Latina querida y su riquísima diversidad cultural. Nos ofreció rutas alternativas desde donde pensar y repensar, interpretar y reinterpretar las múltiples y diversas sociedades del Sur del continente y sus prácticas sociales, políticas y culturales. Puso en el centro de la escena “la cultura” como matriz insoslayable desde donde abordar los fenómenos comunicacionales, complejizando la escena y sus actores y reivindicando el espacio de las “mediaciones” -eso que “hay entre, no lo que está a un lado ni al otro: ni al lado de los medios ni al lado de la gente, sino entre la gente y los medios. Lo que la gente hace con los medios y lo que los medios hacen con la gente: entre”-, como instancias de producción de sentidos. Sentidos que nunca son dados de antemano, que se reconfiguran de manera permanente en los momentos de la recepción, que dan lugar a la complicidad, a la réplica, pero también a la resistencia de grupos tan heterogéneos como contradictorios. 
 
Jesús Martín Barbero ha sido artífice de un cambio cualitativo en la forma de comprender teóricamente los procesos de comunicación en Latinoamérica. A partir de sus aportes, siempre en diálogo con estudiosos y estudiosas de Iberoamérica, conceptos como “identidad”, “matrices culturales”, “memoria histórica” o “cultura popular” se volvieron centrales al momento de analizar y de abordar una realidad que hasta entonces había sido interpretada de manera fragmentaria y simplista. Y, al mismo tiempo, nos invitó a repensar el lugar desde donde pensar, reivindicando  el rol de la investigación en Ciencias Sociales y especialmente en el campo de la comunicación. En contextos de globalización y transnacionalización, mientras las ideologías “mueren” al mismo tiempo que la derecha política en sus múltiples expresiones gana terreno y se consolida, estudiar, analizar, reflexionar y enseñar de una manera situada, con epistemologías propias, nos permite defender la trinchera de la democracia y la libertad. ¡Gracias, Maestro, por no abandonar nunca ese “oficio de cartógrafo” que nos permitió disponer de mapas para pensar nuestra compleja Latinoamérica! ¡Vuela alto!
 

Luz Canella Tsuji
Directora 

pp. 3-25

pp. 27-45

pp. 47-57

pp. 59-62

pp. 63-78

pp. 79-100

pp. 101-123

pp.1-13

pp.15-32

pp. 33-47

pp. 49-69

pp. 71-87

pp. 89-110