En una sociedad democrática las instituciones públicas ejercen el papel de velar y subsanar las necesidades de las ciudadanos a los que sirven. Las instituciones se convierten en el brazo ejecutor de todos aquellas actividades que tiene como fin cumplir los objetivos que conforman un estado de bienestar.

Entre las instituciones públicas más relevantes de nuestro país encontramos las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado. Las cuales tienen la función máxima de velar por nuestra protección y defender el poder político legalmente constituido.

Desde la sociedad se demanda de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado, eficacia y rentabilidad en el empleo de los recursos públicos de los cuales disponen. Se exige de ellas resultados tal y como si se tratase de instituciones privadas(empresas) y esa actitud es del todo necesaria en la sociedad en la que vivimos.

Los ciudadanos ven en la Guardia Civil y el Cuerpo Nacional de Policía a "dos empresas estatales" a las cuales se les dota de unos medios y que han de cumplir unos objetivos, el consejo de dirección somos todos los miembros de la sociedad. Por ello no sólo es necesario que realicen bien su labor sino que la sociedad la perciba como tal y en toda su extensión.

Durante décadas la labor de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado se ha mantenido en el más absoluto silencio, no ya por razones de seguridad sino por una falta de comunicación y un miedo atroz a ser conocidos más allá de sus actividades como institución pública. Esta realidad ha generado falsas imágenes en los ciudadanos, que sólo han encontrado información sobre estos dos Cuerpos de Seguridad en los medios de comunicación. Medios que en muchos casos contaban con escasas informaciones y

por lo tanto con falta de veracidad. Una realidad achacable al oscurantismo con el que actuaban y trasladaban estas instituciones a los medios y a la sociedad.

Las nuevas necesidades comunicativas impuestas por la llamada " sociedad de la comunicación" han actuado como fuerza aperturista en la política comunicativa de este tipo de instituciones públicas. De tal modo que tanto la Guardia Civil como el Cuerpo Nacional de Policía se han dotado de departamentos de comunicación que establezcan y realicen un plan de comunicación que cumpla los objetivos necesarios para satisfacer el afán de comunicación imperante en nuestra sociedad.

En estos gabinetes de comunicación han sufrido transformaciones desde su creación hasta la actualidad, cambios que los han conducido a una mayor profesionalización tanto en sus acciones como en los responsables de su actividad: los directores de comunicación.

Los directores de comunicación de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado han evolucionado notablemente como figura profesional y como miembro clave en el interior de la organización. Los "nuevos directores de orquesta de la comunicación" de la Guardia Civil y el Cuerpo Nacional de Policía son miembros ajenos a la institución, profesionales y que dotan a las instituciones de una personalidad más comunicativa y transparente de cara a su públicos internos y externos.