Publicado el 27-04-2006 / Edición Nº 2

 


Tentativas sobre â"Yzurâ€, de Leopoldo Lugones
por Sánchez, Gustavo
Facultad de Ciencias Sociales - Universidad Nacional de Lomas de Zamora
Sánchez, Gustavo (27-04-2006). Tentativas sobre â"Yzurâ€, de Leopoldo Lugones.
Hologramática Literaria - Facultad de Ciencias Sociales - Universidad Nacional de Lomas de Zamora, Número 2
ISSN 1668-5024
URL del Documento : https://www.cienciared.com.ar/ra/doc.php?n=352
URL de la Revista : https://www.hologramatica.com.ar
Botn Derecho para Descargar Documento Completo
(PDF)
129083 Bytes

RESUMEN:

Estas lecturas del antológico cuento de Leopoldo Lugones se abren hacia la modernidad en general, llegando hasta su crisis más aguda, polémica y reciente: la posmodernidad.

PALABRAS CLAVE: Modernidad – Lugones – ciencia – monstruos – biopolítica
ABSTRACT:

These readings of the anthological short story by Leopoldo Lugones spread out towards modernity in general reaching its highest, most controversial and most recent crisis: postmodernity.

KEYWORDS: Modernity – Lugones – science – monsters – biopolitics

Tentativas sobre “Yzurâ€, de Leopoldo Lugones

  

 

Gustavo Sánchez

Facultad de Ciencias Sociales

UNLZ

 

 

 

 

No es una tarea sencilla definir al ensayo. La historia de su evolución traza un recorrido apasionante y diverso; desde el Renacimiento hasta el presente el ensayo se apropió de formas, estilos y procedimientos que resisten la arbitrariedad y los límites de las fronteras textuales. A propósito de la particularidad del género, Jaime Rest, un excelente ensayista argentino, señala que, como su nombre lo indica, el ensayo presupone una formulación provisional, ni definitiva ni verificada, de las opiniones que enuncia. Si aceptamos la propuesta de Rest, en el ensayo se ‘ensayan’ hipótesis, ideas o interpretaciones que deben -o pueden-  ser ajustadas, corregidas y mejoradas (1). Esta es la perspectiva que enmarca a estos ensayos sobre “Yzur†de Leopoldo Lugones. En todo caso, lo que se intenta es habilitar zonas y  reconocer voces que se despliegan en este texto magistral para multiplicar su potencia significativa.

 

Un posible punto de partida para ingresar a estos ensayos sobre “Yzur†es el excelente estudio de Graciela Montaldo, La sensibilidad amenazada. Situado en la última década del siglo XX, ofrece un profundo y amplio panorama sobre el modernismo y el fin de siglo en Argentina. La dinámica de la experiencia de la modernidad en el siglo XX le permite a Montaldo reconocer a fines del siglo XIX “el núcleo de varias de las tensiones fundantes de la sociedad contemporánea†(2). Nuestra cultura, según ella, encuentra su fundamento en muchas de las preguntas que se plantea el modernismo a partir de sus principales exponentes. En este sentido, el lugar casi central que ocupa la figura de Rubén Darío en el estudio de Montaldo, será desplazado en estos ensayos por el cuento de Lugones.

 

Con los riesgos y las ventajas que supone la distancia temporal, en los ensayos sobre “Yzur†se intenta abrir algunas puertas que comunican a las tensiones y los conflictos de lo que Ãngel Rama denominó el período de modernización, con los debates y problemas que recorrieron el siglo pasado y  que, quizás, nos permitan pensar nuestro presente. A modo de hipótesis, lo que aquí se plantea es una concomitancia entre los sentidos del cuento de Lugones con una parte fundamental de nuestro devenir cultural; esta lectura de “Yzur†invita a reflexionar no sólo sobre el período de modernización en Argentina, sino que se abre hacia el desarrollo dinámico y controvertido de la modernidad llegando hasta su crisis más aguda, polémica y reciente, con la aparición de una posible nueva etapa en la historia de occidente: la posmodernidad. En síntesis, la apuesta de estos ensayos es viabilizar un régimen de lectura que, a través del cuento de Lugones, nos posibilite examinar lo que Montaldo denomina las “aporías de la modernidadâ€. (3)

 

El filósofo Ruben Dri distingue dos niveles necesarios e inevitables de interpretación que se intentarán articular en el desarrollo de estos ensayos. En primer lugar, Dri propone la lectura exegética; en este nivel se busca agotar las conexiones entre el texto y su contexto. En segundo lugar, reclama la necesidad de una lectura hermenéutica; es decir, indagar qué significados del texto nos permiten construir un puente hacia el presente. Al igual que Dri, y lejos de una postura metafísica, entendemos que algunos pensadores y escritores rebasan la particularidad del momento histórico que ‘explica’ a sus obras (4). El pasado, en todo caso, nunca se pierde por completo en el presente.

 

 

1.

 

“Yzur†y el modernismo podría ser el título del primer ensayo. La ductilidad de la escritura Lugoniana puede motivar confusiones o divergencias acerca de la caracterización de algunos de sus textos. Desde Las montañas de oro (1897) hasta los Romances del Río Seco (1938)  se encuentra una sorprendente variedad de propuestas que, en algunos casos, parecen exceder los límites del modernismo; o, en todo caso, como en Lunario Sentimental, nos obligan a ser más cuidadosos, a reformular las fronteras del modernismo para no silenciar la singularidad y los efectos del texto. Sin embargo, los diversos análisis sobre Las fuerzas extrañas coinciden en ubicarlo dentro de su etapa más claramente modernista, junto a Los crepúsculos del jardín y La guerra gaucha.

 

  La poética modernista es una elaboración rica y compleja de un momento de la cultura, no una mera selección de recursos formales. Según Noe Jitrik (5), el modernismo “es implantado, por cierto, pero no importándolo de Europa sino a través de una compleja experiencia literaria americana de la que la literatura argentina se hace cargo por primera vez en su historiaâ€. En Las fuerzas extrañas, Leopoldo Lugones reúne un conjunto de textos que si bien admiten un interés común, al mismo tiempo despliegan una notable variedad temática. En la mayoría de los cuentos se presiente la amenaza de esas fuerzas extrañas que anticipa el título del volumen -señal de la obsesión que, según Ricardo Gullón, los modernistas sintieron por las zonas oscuras y tenebrosas de los hombres, además de los cisnes y las princesas. En este sentido, los cuentos se apartan con distintos procedimientos de las convenciones del realismo literario para concentrarse en lo fantástico, lo oculto, lo misterioso. Por otro lado, este elemento impreciso y común se plantea desde distintos ámbitos temáticos y formales; Lugones aborda cuestiones bíblicas, helénicas, espiritistas o científicas. De este modo, en sus textos se expresan algunas de las ideas fundamentales de Ãngel Rama  sobre el período. En Las máscaras democráticas del modernismo, Rama traza el horizonte cultural en el que se desenvuelven las condiciones propiciatorias del período. Siguiéndolo, se podría señalar que el enmascaramiento que posibilita la “guardarropía de la historia†y la apertura a lo universal, conforman la matriz que presenta la curiosa unidad de Las Fuerzas extrañas. No sería arriesgado afirmar que estos cuentos de Lugones anticipan, en la práctica, las ideas de Borges en su ensayo “El escritor argentino y la tradiciónâ€; es decir, ante la fragilidad de nuestra tradición, Lugones impone un punto de vista capaz de abordar y reelaborar a la tradición occidental que se sostiene en lo que Jitrik denomina experiencia modernista y su apertura a lo universal.

 

 Quizás, si se lo relaciona con otras obras de Lugones, resulte extraño el aspecto verbal de Las fuerzas extrañas. Son notables las diferencias entre Los crepúsculos del Jardín o La guerra gaucha –ambos pertenecientes al mismo segmento histórico- con Las fuerzas extrañas. E, inclusive, dentro del mismo volumen la diferencia se marca aún más en el caso de “Yzurâ€. En contra de las expresiones características de la prosa modernista, en “Yzur†nos encontramos con una aparente ausencia de artificios. Su escritura es seca, precisa, económica, hay una marcada resistencia a la estilización poética del lenguaje. Paradójicamente, en “Yzur†el artificio está constituido por una aparente falta de artificio; es decir, el recurso del texto, al nivel del lenguaje, reside en crear un verosímil que lo acerque a la retórica del discurso científico. Lo literario -entendido desde la perspectiva de los formalistas rusos- está enmascarado en “Yzurâ€. Su extrañamiento se construye bajo la simulación de los procedimientos provenientes del discurso y las prácticas científicas.

 

 En este sentido, se advierta otra diferencia entre “Yzur†y la mayoría de los cuentos del volumen -a excepción del “Ensayo de una cosmogonía en diez leccionesâ€. En “Yzur†Lugones no adopta la forma del cuento; si se omite su transgresión fantástica -su desenlace- el cuento puede ser leído como el relato o informe de una experiencia científica. El narrador del cuento relata minuciosamente las alternativas que suscita la demostración de su hipótesis, una variante subversiva de la teoría de la evolución de Charles Darwin. Tomando a un mono, Yzur, como objeto de estudio, se propone demostrar que éstos poseen la capacidad del lenguaje pero se niegan a ejercerla: “Los monos fueron hombres que por uno u otra razón dejaron de hablar†(6). La inversión de la teoría de la evolución es explícita, el narrador completa el planteo de su posición con la siguiente afirmación: “el humano primitivo descendió a ser animal†(7). Luego se registran los pasos de la investigación; cada uno de ellos supone la atenta observación del narrador y su fundamentación racional. El desarrollo de la experiencia del narrador y el desenlace de su investigación y del cuento confirma la hipótesis del narrador: Yzur habla, pero inmediatamente muere.

  

  El cruce entre literatura y ciencia no sólo se percibe, entonces, en los contenidos del cuento, sino que se despliega en su forma. Lugones altera las convenciones del cuento literario y, al mismo tiempo, muestra lo que puede ocultarse en el discurso científico, lo convierte también en drama y convención. En parte, en “Yzur†también se relata el devenir social de los discursos, las redes que se tejen entre los distintos ámbitos del saber en un momento de la cultura. Mijail Bajtin ha revelado la importancia de los géneros discursivos, no sólo entiende que surgen de prácticas concretas con diversos niveles de complejidad sino que, en relación a la literatura, son imprescindibles para comprender su evolución histórica. La dificultad para clasificar a nuestro cuento -algunos lo definen como fantástico, otros como de ciencia ficción- muestra la estrecha y conflictiva relación de la poética modernista con su contexto cultural.

 

  En El cuerpo del delito, Josefina Ludmer analiza lúcidamente los cruces entre modernismo y desarrollo de la ciencia en nuestro país. Cabe señalar que a fines del siglo XIX el positivismo ocupa un lugar central en el campo intelectual argentino. Oscar Terán sostiene que “la ideología positivista desempeñó un considerable papel hegemónico, tanto por su capacidad para plantear una interpretación verosímil de estas realidades nacionales cuanto por articularse con instituciones que -como las educativas, jurídicas, sanitarias o militares- tramaron un sólido tejido de prácticas sociales en el momento de la consolidación del Estado y de la nación†(8). Pero también aclara que si bien el positivismo representó el pensamiento dominante, durante el periodo que va desde la Generación del 80 al Centenario “se asiste a una formidable superposición de ideologíasâ€.

 

  En el capítulo II del mencionado libro, “Las fronteras del delitoâ€, Ludmer plantea que algunas de las tensiones en el campo intelectual que empieza a consolidarse hacia fines del siglo XIX pueden definirse al relacionar la producción literaria y la científica: “la frontera del delito es una zona móvil, hecha de mutaciones en la evolución que crean nuevas especies culturales y literarias (para usar el tono darwinista de entonces)â€, y un poco más adelante agrega: “los ‘cuentos de operaciones de transmutación’ de la frontera son experimentos transgresivos de científicos, donde puede verse ‘el delito’ como divisor de líneas de la culturaâ€. (9)

 

   Los cuentos de Lugones son un eslabón indispensable para el régimen de lectura que propone Ludmer. Luego de analizar La bolsa de huesos de Eduardo Homlberg, focaliza su atención en Lugones y Las fuerzas extrañas para mostrar las diferencias o desplazamientos entre los escritores de la llamada Generación del 80 -los escritores de la coalición estatal los denomina Ludmer- y los modernistas: “En la coalición estatal la continuidad e identidad se daba entre lo biológico, lo social y lo jurídico; en la variante modernista, antiacadémica y científico-ocultista de estos cuentos de Lugones, la continuidad e identidad se daría entre el pensamiento y el universo, y entre la física y la metafísica†(10). Si bien Ludmer se ocupa de otro de los cuentos de Las fuerzas extrañas, “El Psychonâ€, su conclusión puede servirnos para situar a “Yzur†en su contexto más inmediato. Al igual que en “El Psychonâ€, en “Yzur†se percibe que “lo que importa para dejar atrás a los sujetos de la coalición, y poder cruzar la frontera del delito, es el gesto antiestatal de los nuevos científicos ‘fuera de las academias’ de Lugones (…) la demolición misma del sujeto científico de la coaliciónâ€. (11)

 

 La relación y el devenir de Leopoldo Lugones y José Ingenieros valen para ejemplificar el momento de conflicto y transición. Ambos compartieron durante 1897 la dirección del periódico La montaña donde, señala Ludmer, se ataca el monopolio que ejerce el Estado sobre la ciencia y se reivindican el aporte del ocultismo y la teosofía. Luego, tanto Lugones como Ingenieros, al modificarse su situación dentro del campo intelectual replantearán estas posturas de su peculiar anarquismo juvenil. Pero, además, en “Yzur†encontramos las huellas del gran hallazgo intelectual de Ingenieros: el concepto de simulación. En Médicos, Maleantes y Maricas, Jorge Salessi destaca la importancia y la proliferación de este concepto, el cual emerge en varias de las disciplinas -la psiquiatría, la criminalística- y la literatura surgidas hacia fin del siglo XIX. El narrador del cuento se altera ante algunas conductas de Yzur, sospecha que hay una resistencia conciente del simio que impide demostrar su hipótesis, Yzur simula que no puede hablar; inclusive podría pensarse que la teoría del narrador acerca de la involución de los monos se fundamenta, al avanzar el relato, mediante la simulación. Al igual que los delincuentes, los marginales y los inmigrantes examinados a luz de la simulación por los positivistas argentinos, Yzur simula para sobrevivir y ocultar sus secretos. (12)

 

 Hay, entonces, una red de saberes, discursos y conflictos que colocan a “Yzur†en un contexto específico. El modernismo, la ciencia y la realidad social de Argentina entre fines del siglo XIX y comienzos del XX se despliegan claramente en las líneas y entrelíneas del cuento.

 

 

2.

 

Así como Facundo de Domingo Faustino Sarmiento necesariamente debe situarse en el contexto del rosismo, Las fuerzas Extrañas pertenecen a lo que Rama denomina segunda etapa de la modernización. Sin embargo, y en lo que puntualmente atañe a “Yzurâ€, una serie de elementos nos permiten prolongar los sentidos del texto planteando algunas preguntas o temas que invitan a transitar otros contextos.

 

Nicolás Casullo, en “Historia, tiempo, sujetos: antiguas y nuevas imágenesâ€, desarrolla un recorrido sobre las distintas épocas de la cultura occidental, desde la antigüedad hasta la posmodernidad. La originalidad del ensayo reside en el poder de síntesis ‘poética’. Para definir cada una de las etapas históricas, Casullo propone una escena. Sin descuidar la complejidad de los niveles y los avatares que marcan el desarrollo y la consolidación de la modernidad, elige la siguiente escena para situarnos en la edad moderna: “la escena que nos pertenece a nosotros es la escena que nos habla de un sujeto y un objeto. Esa es la escena invisible moderna†(13). Conviene detenerse en la caracterización de Casullo sobre el sujeto y el objeto y la relación entre ambos antes de regresar al cuento de Lugones:

 

 

“En la cultura moderna ha quedado, cartesianamente, esa escena. Ha quedado solamente un abstracto sujeto, una alma desinfectada de mundo sensible, y un abstracto objeto, relacionados. Esa escena no sólo instituye el método racional, claro, científico, para asumir al objeto, sino que también instituye la representación del sujeto. No solamente estructura al objeto para entenderlo, sino que básicamente conforma a ese sujeto que está en la escena tratando de dar cuenta del objeto.†(14)

 

 

  En “Yzur†se desarrolla una variante de la escena planteada por Casullo. El narrador e Yzur encarnan dramáticamente y desbordan los roles que Casullo expone con precisión. Noé Jitrik, en su estudio sobre Las fuerzas extrañas, destaca precisamente este aspecto del cuento; su desenlace señala el límite y el dilema del conocimiento: “El hombre está condenado al conocimiento y se debate en su condena; está condenado también a matar al objeto del conocimiento†(15). Según Jitrik, el ambiguo triunfo-fracaso que surge del desenlace constituye la ‘filosofía’ de Las fuerzas extrañas.

 

 “Yzurâ€, entonces, puede servirnos para pensar en términos más amplios uno de los ejes centrales de la modernidad: las tensiones entre el sujeto y el objeto de conocimiento. El cuento nos muestra, según la óptica positivista, los límites y los contrastes de esa relación. Desde esta perspectiva, el narrador es el sujeto positivista que descubre las resistencias del objeto, la falsa neutralidad del conocimiento, su tragedia.

 

No implica ningún riesgo establecer un diálogo entre este aspecto de “Yzur†y un costado del pensamiento de Federico Nietzche.  Ãngel Rama en Las máscaras democráticas del modernismo ha señalado la importancia de Nietzche para explicar este momento crítico de la cultura burguesa; el título mismo nos anticipa la presencia del gran filósofo alemán. También Nicolás Casullo, en el ensayo antes citado, reconoce a Nietzche como el primer gran escollo de la modernidad, el primer síntoma de que esa escena del sujeto y el objeto empieza a resultar insuficiente.

 

 En 1873, un joven Nietzche concibe un ensayo donde condensa y anticipa algunos motivos centrales de su pensamiento y que puede ayudar a meditar en torno al cuento de Lugones: Sobre verdad y mentira en sentido extramoral. La postura de Nietzche, a contrapelo del positivismo, plantea una visión negativa del conocimiento y el lenguaje que puede enlazarse sin dificultades a las ideas que contiene el cuento de Lugones. Según Nietzche, el invento del conocimiento fue el minuto “más orgulloso y mentiroso de la historia universal†(16). Lejos de la neutralidad y el optimismo positivista, para Nietzche el conocimiento enmascara la situación sombría y sin fines del intelecto humano, su soberbia y egoísmo:

 

 

“No hay para ese intelecto otra misión fuera de la vida humana. Es sólo humano, y sólo su dueño y productor lo toma de modo tan patético como si los goznes del mundo giraran sobre él. Pero si  pudiéramos entendernos con el mosquito advertiríamos que también él flota por el aire poseído por ese pathos y que siente en él el centro alado de este mundoâ€. (17)

 

 

Es fácil deslizar las características esbozadas por Nietzche sobre conocimiento e intelecto hacia el narrador del cuento: orgullo, patetismo y egoísmo acompañan la investigación del personaje. Por otra parte, la comparación entre el hombre y el animal no es un mero ejercicio retórico del primero. Más adelante se volverá sobre este punto, central en el relato de Lugones.

 

Luego, Nietzche se detiene a considerar la relación entre el intelecto y la simulación que ya se anticipó como uno de los ingredientes del cuento de Lugones: “El intelecto, como un medio de mantenimiento del individuo, desarrolla sus principales fuerzas en la simulación, pues ésta es el recurso con que cuentan para mantenerse los individuos más débiles†(18). Aquí aparecen los mismos elementos del cuento, pero es otra su disposición. Lo que se mantiene es la relación entre debilidad y simulación, pero en “Yzur†el que simula, según el personaje narrador, es el mono y no el hombre; sin embargo, el motivo de su simulación bien puede ser su debilidad ante el poder del hombre, su amo.  La conclusión de Nietzche no admite matices, su percepción acerca del conocimiento y los hombres es la opuesta a la de los hombres de ciencia del siglo XIX: “No hay cosa más incomprensible que el hecho de que puede surgir entre los hombres un impulso sincero y puro hacia la verdadâ€. (19)

  

Una perspectiva similar se desarrolla con respecto al lenguaje. En primer lugar, Nietzche se pregunta sobre su capacidad para expresar adecuadamente la realidad; la respuesta es negativa. La verdad, para Nietzche, no puede habitar en el lenguaje, la verdad “es un ejercito de metáforas, metonimias, antropomorfismo†(20). Pero lo que interesa destacar, a propósito de “Yzurâ€, es la relación que establece entre el lenguaje, los hombres y los animales:  

 

 

“Todo lo que distingue al hombre del animal depende de esta capacidad de volatilizar las metáforas intuitivas haciendo de ellas un esquema (…), en el campo de tales esquemas se hace posible algo que jamás lo sería entre las primeras impresiones intuitivas: la construcción de un orden piramidal según castas y grados, la creación de un nuevo mundo de leyes, privilegios, subordinaciones, determinaciones de límites, mundo que en adelante se opone al otro mundo intuitivo de las impresiones primeras, como más firme, más universal, más conocido, más humano, y por eso mismo como regulador e imperativo.†(21)

 

 

La capacidad del lenguaje no está en función de la verdad, sino de establecer jerarquías y órdenes. Al lenguaje, se podría decir, no le interesa la verdad sino el poder. En el cuento de Lugones el tema del poder revela los conflictos centrales de los personajes, atraviesa la relación entre el narrador e Yzur y deviene en la particular transgresión a la teoría de la evolución: el poder indiscriminado de los hombres provocó el mutismo de los monos y su caída de la especie humana.

 

  El enfoque nietzcheano traduce conceptualmente un posible encuadre para indagar el cuestionamiento del cuento sobre la relación sujeto-objeto en la variante positivista. La escena central de la modernidad, según Casullo, se mira en “Yzur†desde la perspectiva que propone Nietzche: “A mí me parece que la correcta percepción -es decir, la adecuada expresión de un objeto en un sujeto- es un absurdo contradictorio; entre dos esferas absolutamente distintas como sujeto y objeto, no hay causalidad, no hay exactitud, sino, a lo sumo, un comportamiento estéticoâ€. (22)

 

El invento del conocimiento, las trampas del lenguaje, su poder oculto, pueden rastrearse a contrapelo en las hipótesis del narrador del cuento de Lugones. Éste, del mismo modo que en el ensayo de Nietzche, postula un acontecimiento en el pasado que explica la negativa de Yzur y que tiene como protagonista a los hombres y su capacidad para imponer su voluntad de poder disfrazada de conocimiento.

 

 Cercanos, en parte, a Nietzche, Teodoro Adorno y Max Horkheimer, ya en el siglo XX, también abordan el problema del conocimiento y las relaciones entre sujeto-objeto. Al elaborar su crítica sobre el Iluminismo,  plantean que “lo que los hombres quieren aprender de la naturaleza es la forma de utilizarla para lograr el dominio integral de la naturaleza y de los hombres†(23). Resulta imposible, entonces, escindir poder y conocimiento: “El surgimiento del sujeto se paga con el reconocimiento del poder como principio de todas las relaciones†(24). En su critica, los pensadores de la escuela de Frankfurt comparten el pesimismo nietzcheano y, desde otra perspectiva, señalan el elemento nihilista del conocimiento en la modernidad: “lo que importa no es la satisfacción que los hombres llaman verdad, sino la operation, el procedimiento eficaz†(25). Se impone así lo que Adorno denomina razón instrumental, que expulsa a la ética del conocimiento científico y convierte al hombre en cosa. De este modo, ante el conocimiento, se agota el misterio y también el deseo de su revelación.

 

 Estas fisuras no se resolverán en los términos optimistas de Condorcet, por el contrario, lejos de perfeccionar a los hombres la razón los colocará ante su propio abismo en el corazón del siglo XX. Es precisamente, según Adorno, esta razón instrumental la que conducirá a Occidente a la catástrofe de los campos de concentración. La cultura de la modernidad, ante la irrupción del nazismo, confirma su fracaso. La conclusión de Adorno es radical y negativa: “Toda la cultura después de Auschwitz, junto con la crítica contra ella, es basura†(27). Esta encrucijada fatal coloca al hombre ante su propia destrucción como especie; ni siquiera el silencio, escribe Adorno, puede liberar a los hombres.  Tampoco aquí puede resolverse el ambiguo ‘triunfo-fracaso’ que, según Jitrik, caracteriza el desenlace del cuento de Lugones. “Yzurâ€, se intentará mostrar más adelante, también puede ser útil para pensar Auswichtz.

 

 

 3.

 

En sus tesis sobre el cuento Ricardo Piglia sostiene, por un lado, que la característica del relato moderno es que contiene dos historias y, por otro lado, que las variantes en el género dependen del modo en que ellas se articulan. En el triunfo y el fracaso del protagonista de “Yzurâ€, al decir de Jitrik, se presienten las dos historias del cuento de Lugones. Una de las historias de “Yzurâ€, la que aparece en la superficie, se desliza por la ambigua frontera que une y separa al relato fantástico del de ciencia ficción. El narrador relata su experiencia con Yzur, describe y analiza minuciosamente los pasos de su investigación. La otra historia se construye a contrapelo de la racionalidad de las hipótesis, en las transgresiones y desbordes a la ‘experiencia científica’. A medida que el narrador se acerca al desenlace se revela la historia que involucra al hombre y al mono como especies. El mutismo de Yzur obedece al terror que impusieron los hombres sobre los monos:

 

 

“Qué horrores, qué estupendas servicias no habrían cometido los vencedores con la semibestia en trance de evolución, para que ésta, después de haber gustado el encanto intelectual que es el fruto paradisíaco de las biblias, se resignara a aquella claudicación de su estirpe en la degradante igualdad de los inferiores†(27).

 

 

Como en otros cuentos del período modernista -en Las fuerzas extrañas cabe señalar a “Un fenómeno inexplicableâ€-, esta relación entre hombres y monos incorpora elementos vinculados al relato de terror.

  

 El sentido, según Bajtin, tiene la forma de una respuesta. La lectura que busca esa respuesta debe acertar primero con la pregunta; es decir, para encontrar sentidos hay que preguntar. Una de las preguntas que han tratado de responder los relatos de terror, desde Frankenstein hasta la actualidad, tiene al hombre como incógnita. Se podría decir que en muchos casos lo que se pregunta la ficción de terror es, precisamente, acerca de la condición humana. Especialmente a partir del romanticismo el hombre se revela como un campo de tensiones, contradicciones y engaños que, inevitablemente,  torna borrosos los límites de su propia definición. Esa indefinición, las ambigüedades que asoman o irrumpen pueden convertirse en los monstruos que Goya detectó en la mesurada razón cartesiana. Quizás, la pregunta que articula las dos historias del cuento de Lugones es la siguiente: ¿qué es el hombre? Es decir, en este cuento -así como en “Ensayo de una cosmogonía en diez lecciones†refiere el origen del universo- Lugones intenta definir al hombre.

 

   Michel Foucault, en Las palabras y las cosas, ha señalado con audacia y frialdad que “antes del siglo XVIII, el hombre no existíaâ€. Según Foucault, el hombre

 

 

“es una criatura muy reciente que la demiurgia del saber ha fabricado con sus manos hace menos de doscientos años: pero ha envejecido con tanta rapidez que puede imaginarse fácilmente que había esperado en la sombra durante milenios el momento de iluminación en el que al fin sería conocido†(28).

 

 

En el saber occidental, según Foucault, a partir de los siglos XVIII y XIX se impone el hombre como invención y problema, pero advierte que

 

 

“si esas disposiciones desaparecieran tal como aparecieron, si, por cualquier acontecimiento cuya posibilidad podemos cuando mucho presentir, pero cuya forma y promesa no conocemos por ahora, oscilaran, como lo hizo, a fines del siglo XVIII el suelo del pensamiento clásico, entonces podría apostarse a que el hombre se borraría, como en los límites del mar un rostro de arenaâ€. (29)

 

 

 Las especulaciones biológicas y antropológicas que atraviesan el cuento de Lugones nos colocan -y quizás anticipan- ante la situación planteada por Foucault. A través de “Yzur†se intenta no sólo la definición de otra evolución de la especie, sino que la especie y su evolución se ponen, indirectamente, en cuestión. Es decir, el cuento devela otro origen del hombre y por lo tanto, como diría Nietzche, inventa otro hombre. Si bien el terror en el cuento se coloca en el pasado -en la prehistoria que dio origen a la cultura- el devenir del siglo XX obliga a reconsiderar el planteo de Lugones; el terror y la condición humana adquieren un particular espesor histórico con la existencia de los campos de concentración. En Lo que queda de Auschwitz, Giorgio Agamben también se pregunta por el hombre. En el capítulo 2, “El ‘musulmán’â€, Agamben advierte que en los testimonios sobre los campos de concentración se intenta explicar o comprender qué es el hombre. Si esto es un hombre, de Primo Levi y La especie humana, de Robert Antelme imponen desde sus títulos una mirada crítica y necesaria sobre la especie. A juicio de Agamben, en Auschwitz se desdibuja la frontera entre la vida y la muerte, se anula, se suspende, y se experimenta la transformación del prisionero en musulmán y “el hombre en no hombreâ€. Advierte la certeza del planteo de Antelme al preguntarse acerca del hombre como especie: “Para Antelme lo que estaba en juego en los campos era una reivindicación ‘cuasi biológica’  de pertenencia a la especie humana†(30). Agamben profundiza la cuestión: se trata de pertenencia biológica en sentido estricto, sin el cuasi; la pregunta, entonces, es ¿qué significa “seguir siendo hombreâ€?

 

 No se puede comprender la pregunta de Agamben si no se comprende “el musulmánâ€. Con este nombre se designaba en los campos de concentración al último estadio, previo a la muerte, de los prisioneros. Agamben define al musulmán como “una improbable y monstruosa máquina biológica, privada no sólo de toda conciencia moral, sino incluso de sensibilidad y de estímulos nerviosos†(31). En el musulmán se observa lo que en los campos de concentración se ha hecho indiscernible: “lo humano de lo inhumanoâ€.

 

 El largo silencio de Yzur, el mutismo que se impuso a su especie y que tiene como origen el terror, se asemeja a la figura que propone Agamben para examinar la inestable separación entre lo humano y lo inhumano que se expresa en el musulmán. Uno de los obstáculos, quizás el mayor, que presenta el análisis de los campos de concentración es que el musulmán, su testigo integral, es decir, aquellos que soportaron la totalidad del horror quedan afuera del testimonio. Al igual que los monos en “Yzurâ€, el terror los condujo al mutismo, a la imposibilidad de la palabra, a la claudicante degradación de los inferiores, diría el narrador del cuento de Lugones. Es algo más que una curiosidad observar cómo a medida que Yzur se acerca a lo humano, al situarse en sus fronteras, su aspecto y su comportamiento se parece cada vez más al musulmán de los campos de concentración. Poco antes de la muerte, el narrador advierte la particular e indefinible fisonomía de Yzur que conjuga lo animal y lo humano: “El mono, con los ojos muy abiertos, se moría definitivamente aquella vez, y su expresión era tan humana, que me infundió horrorâ€. (32)

 

  Hacia fines del siglo XIX, los nuevos monstruos que comienzan a poblar la literatura inglesa también muestran una particular asimilación de la teoría de Darwin que revela el potencial de terror en las mutaciones biológicas. Tanto Drácula, de Bram Stocker  como La isla del doctor Moreau, de H. G. Wells insinúan mutaciones que amenazan al orden político, económico y cultural que impuso la burguesía (33). Quizás en la literatura de fines del siglo XIX puedan rastrearse los inicios, el balbuceo de lo que en las últimas décadas del siglo XX comienza a conceptualizarse como biopolítica, esa disciplina que Foucault advierte al marcar el pasaje de la noción de pueblo a la de población y que es central, según su opinión, para comprender el capitalismo y el liberalismo. Agamben incorpora la categoría de Foucault  para abordar el horror de los campos de concentración y advierte que la transformación de  un cuerpo político en un cuerpo biológico, en el que se trata de controlar y regular natalidad y mortalidad, salud y enfermedad,  puede originar, a partir de la irrupción del racismo -distinción de razas superiores e inferiores, ciudadanos de ascendencia aria o no aria, etc- en una tanatopolítica. Es decir, la biopolítica cuyo objetivo es hacer vivir, ejercita por el contrario un poder incondicionado de muerte. Desde este perspectiva, Agamben comprende la biopolítica nazi, en la cual los campos de concentración “no sólo son el lugar de la muerte y el exterminio, sino también y sobre todo, el lugar de la producción del musulmán, de la última sustancia biopolítica aislable en el continuum biológicoâ€. (34)

 

 El terror que se filtra entre las especulaciones biológicas del cuento de Lugones es un ejemplo de la audacia que se asoma en las grandes ficciones para mostrar  realidades que no se ven o para anticipar las que vendrán. En “Yzurâ€, desde otra perspectiva, su autor ha testimoniado acerca del potencial destructivo, la tanatopolítica -esa zona gris, casi indecible, según Levi- que se expresó en los hombres durante el siglo pasado. Hay que señalar, en este sentido, que el narrador del cuento desliza entre sus observaciones algunas apreciaciones racistas; especialmente al comparar la inteligencia de Yzur con la de la raza negra. Claro está que Lugones no vio ni conjeturó Auschwitz, pero la profundidad de su imaginación encontró en el silencio aterrado de un mono la peor amenaza para la especie humana: su enorme, desproporcionada, capacidad de destrucción.

 

*  *  *

 

 El vertiginoso recorrido de estos ensayos sobre “Yzur†no aspira a una síntesis final y totalizadora, por el contrario, intenta habilitar sus posibles territorios y tender puentes que comuniquen momentos y zonas de nuestra cultura para, como plantea Graciela Montaldo, reflexionar sobre las aporías de la modernidad. En pocas páginas, y con una admirable economía de recursos, Leopoldo Lugones  nos obliga a enfrentar algunos de los problemas fundamentales del hombre contemporáneo: la ciencia, el poder, el lenguaje, el hombre.

 

 Sin duda, se podrían haber elegido otros referentes para dialogar con este cuento; muchos de los grandes escritores argentinos -Julio Cortázar, Roberto Arlt, Osvaldo Lamborghini- serían interlocutores válidos en lo que a profundizar los significados de “Yzur†atañe. Las contradicciones, ambigüedades y paradojas que asoman en el cuento obligan a dejar en suspenso las conclusiones, su lectura necesariamente permanece abierta: las tensiones y los conflictos que se han señalado aún gravitan en el corazón de la cultura y de los hombres.

 

______________

Notas

 

(1) REST, Jaime (1991), Conceptos de literatura moderna, Buenos Aires, CEAL, p.55.

 

(2) MONTALDO, Graciela (1994), La sensibilidad amenazada, Rosario, Beatriz Viterbo Editora, pp. 11 y sig.

 

(3) Op. Cit., p. 32.

 

(4) DRI, Rubén (1998), La odisea de la conciencia moderna, Buenos Aires, Biblios, pp. 11-16.

 

(5) JITRIK, Noé (1980), El modernismo, en Capítulo. Cuadernos de literatura argentina, Argentina, CEAL, p.1.

 

(6) LUGONES, Leopoldo (1993), “Yzurâ€. En Las fuerzas extrañas, Buenos Aires, Espasa Calpe, p.155.

 

(7) Op. cit., p. 155.

 

(8) TERÃN, Oscar (1987), Positivismo y nación en la Argentina, Buenos Aires, Puntosur, p. 11.

 

(9) LUDMER, Josefina (1999), El cuerpo del delito. Un manual, Buenos Aires, Perfil, p. 144.

 

(10) Op. Cit., p. 148.

 

(11) Id., p. 150.

 

(12) SALESSI, Jorge (1995), Médicos, maleantes y maricas, Rosario, Beatriz Viterbo, pp. 133-176.

 

(13) CASULLO, Nicolás (1999), Itinerarios de la modernidad, Argentina, Eudeba, p.226.

 

(14) Op. Cit., p.226.

 

(15) JITRIK, Noé (1993), “Introducción†a Las fuerzas extrañas, Op. Cit., p. 40.

 

(16) NIETZCHE, Federico (1992), Sobre la verdad y la mentira en sentido extramoral. En Díaz, Esther, Heler, Mario, Hacia una visión crítica de la ciencia,  Buenos Aires, Biblos, p.103.

 

(17) Op. Cit., p. 103.

 

(18) Id., p. 104.

 

(19) Id.

 

(20) Id., p. 108.

 

(21) Id.

 

(22) Id., p. 110.

 

(23) ADORNO, Teodoro y HORKHEIMER, Max (1971), Dialéctica del Iluminismo, Buenos Aires, Sudamericana, p. 16.

 

(24) Op. Cit., p. 22.

 

(25) Id., p. 16.

 

(26) ADORNO, Teodoro (1975), Dialéctica Negativa, Madrid, Taurus, p. 367.

 

(27) LUGONES, Leopoldo, Op. Cit., p. 165.

 

(28) FOUCAULT, Michael (1996), Las palabras y las cosas,  Madrid, Siglo XXI, p. 300.

 

(29) Op. Cit., p. 375.

 

(30) AGAMBEN, Giorgio (2002), Lo que queda de Auschwitz, España, Pre-textos, p. 59.

 

(31) Op. Cit., p. 58.

 

(32) LUGONES, Leopoldo, Op. Cit., p. 166.

 

(33) LUDMER, Josefina, Op. Cit., pp. 170-171.

 

(34) AGAMBEN, Giorgio, Op. Cit., p. 89.

 

_______________________

Bibliografía

Adorno, Teodoro y Horkheimer, Max (1971): Dialéctica del Iluminismo, Buenos Aires, Sudamericana.

 

ADORNO, Teodoro (1975): Dialéctica Negativa,  Madrid, Taurus.

 

AGAMBEN, Giorgio (2002): Lo que queda de Auschwitz, España, Pre-textos.

 

CASULLO, Nicolás (1999): Itinerarios de la modernidad, Argentina, Eudeba.

 

DRI, Rubén (1998): La odisea de la conciencia moderna, Buenos Aires, Biblos.

 

FOUCAULT, Michel (1996): Las palabras y las cosas,  Madrid, Siglo XXI.

 

JITRIK, Noé (1980): El modernismo, en Capítulo. Cuadernos de literatura argentina, Argentina, CEAL.

 

LUDMER, Josefina (1999): El cuerpo del delito. Un manual, Buenos Aires, Perfil.

 

LUGONES, Leopoldo (1993): Las fuerzas extrañas, Argentina, Espasa Calpe.

 

MONTALDO, Graciela (1994): La sensibilidad amenazada, Rosario, Beatriz Viterbo.

 

NIETZCHE, Federico (1992): Sobre la verdad y la mentira en sentido extramoral. En Díaz, Esther, Heler, Mario, Hacia una visión crítica de la ciencia,  Buenos Aires, Biblos.

 

REST, Jaime (1991), Conceptos de literatura moderna, Buenos Aires, CEAL.

 

SALESSI, Jorge (1995): Médicos, maleantes y maricas, Rosario, Beatriz Viterbo.

 

TERÃN, Oscar (1987): Positivismo y nación en la Argentina, Buenos Aires, Puntosur.

URL del Documento:
https://www.cienciared.com.ar/ra/doc.php?n=352

URL de la Revista:
https://www.hologramatica.com.ar

10169 Visitas
Volver 

Hologramática Literaria es una Publicación Académica con Referato de la Facultad de Ciencias Sociales de la UNLZ
ISSN 1668-5024


Publicado con Lapacho ® Revistas Académicas 2.0